Expertos del Hospital Sir Gangaram de Delhi, en India aseguran que la práctica diaria de yoga podría ayudar a regular la tensión arterial en personas hipertensas o diagnosticadas como prehipertensas.
Sus conclusiones se basan en un estudio preliminar que se hizo con un grupo pequeño de personas que practicaban una hora diaria de yoga durante tres meses, pero los autores consideran que los resultados son suficientemente prometedores.
Por ese motivo los presentaron en la 68 Conferencia Anual de la Sociedad de Cardiología de India que se celebra en Kochi, para que se conociera que adoptar el hábito de practicar yoga puede proteger a la población más pobre del riesgo que supone la hipertensión para el corazón y el cerebro.
Ashutosh Angrish, principal autor del estudio recuerda que “tanto la prehipertensión como la hipertensión aumentan el riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca”, por eso es fundamental tener mejores hábitos de vida para prevenirlos, asegura.
Actualmente se considera hipertensión cuando la presión arterial sistólica está por encima de 140 o la diastólica por encima de 90, mientras que la prehipertensión se establece en unos niveles de 120-139 y 80-89.
El estudio investigó el impacto del hatha yoga en la presión arterial de 60 personas con prehipertensión que no presentaban ninguna otra enfermedad ni factor de riesgo cardiometabólico. Los participantes fueron divididos al azar para evaluar los efectos de su práctica diaria durante tres meses.
El estudio
El yoga incluyó ejercicios de estiramiento (asanas), control de la respiración (pranayam) y meditación, que eran guiados por un profesor durante el primer mes mientras que los dos siguientes los hacían solos en casa. Junto a estos ejercicios, a los 60 participantes se les inculcaron cambios en los hábitos de vida basados en la práctica de ejercicios aeróbicos, una mejor alimentación y dejar de fumar.
La edad promedio de los participantes fue 56 años en el grupo de yoga, donde había 16 mujeres y 14 hombres) y 52 años en el grupo control (formado por 17 mujeres y 13 hombres). La presión arterial media un día después del inicio del estudio era 130/80 mmHg en el grupo de yoga y 127/80 mmHg en el grupo control.
Pasados los tres meses encontraron que en el grupo control no se produjo ningún cambio significativo de la presión sanguínea, mientras que los ejercicios de yoga sirvieron para reducir entre 4,5 y 4,9 mmHg la presión arterial.
“Aunque la reducción de la presión arterial fue moderada, podría ser clínicamente muy significativa porque incluso una disminución de 2 mmHg en la presión arterial diastólica tiene el potencial de disminuir el riesgo de enfermedad coronaria en un 6 % y el riesgo de ictus en un 15 %”, explicó Angrish.
Mientras que consideró “nuestros hallazgos sugieren que la combinación de los tres componentes del yoga , las asanas, el pranayama y la meditación, son útiles, pero no es posible determinar en qué medida lo es cada uno de ellos”.
Angrish reconoció que aunque se trata de resultados preliminares son una pequeña razón para aconsejar a las personas que están preocupadas por su tensión arterial que comiencen a practicar yoga a diario ya que es una práctica que a priori “previene la hipertensión, y además nos da una gran sensación de bienestar”.